• 27 OCT 22

    Estos son los 10 mandamientos para cuidar tu cepillo de dientes

    ¿Lo guardas cerca del váter o junto a otros cepillos? Es hora de un cambio

    El cepillo de dientes es santo de toda devoción. Se lo merece todo porque es una herramienta indispensable para mantener nuestra boca sana. Se encarga de eliminar restos de alimentos y bacterias de nuestros dientes y encías, pero, ¿dónde van a parar estas? Correcto, a tu cepillo. Por muy fuerte que le des con el chorro de agua después de cepillarte, las bacterias pueden volver a él de diversas formas. Por eso, si no quieres que se cierre el círculo y vuelvan nuevamente a tu boca, vamos a decirte cuáles son los 10 mandamientos que debes seguir para que tu cepillo siempre esté listo para hacer su trabajo. 


    ¿Por qué debo cuidar el cepillo de dientes?

    Un cepillo de dientes tiene una media de vida de 3 meses y debemos lograr que durante todo este periodo se mantenga en las mejores condiciones higiénicas. En el transcurso de estos meses las cerdas se van debilitando y perdiendo eficacia, y la contaminación bacteriana puede ir haciéndose hueco. Normal, tu cepillo se ha enfrentado un par de veces al día (o al menos así debería haberlo hecho) a millones de bacterias, sangre, detritos bucales… Se ha hecho cargo de todo el trabajo sucio para que tú puedas lucir una sonrisa sana y radiante.


    Pero mientras llega la hora de su merecida jubilación, está en tu mano alargar su vida útil y libre de gérmenes lo máximo posible. ¿Cómo? Siguiendo estos 10 mandamientos: 


    1. No lo compartirás con nadie. Es intransferible. Tu cepillo de dientes es tuyo y solo tuyo, independientemente de los vínculos afectivos que puedas tener a tu alrededor. Lo que nos lleva al siguiente consejo.


    2. No lo guardarás junto a otros cepillos. Si lo almacenas junto a otros cepillos, la transmisión de gérmenes está garantizada. Por tanto, no debe compartir recipiente o vaso con otros cepillos, o al menos debería estar en uno que permita que se mantengan separados.


    3. No olvidarás lavarte las mano. Higiene de principio a fin. Lávate las manos antes y después de manipular tu cepillo, con el fin de no traspasar bacterias de un lado a otro.


    4. No lo guardarás sin limpiar. Límpialo tras el cepillado. No basta con frotar el cabezal con agua corriente del grifo. De vez en cuando también debes desinfectarlo. Para ello, puedes sumergirlo en un colutorio con clorhexidina durante 1 minuto. No olvides limpiar también el mango del cepillo. Puede estar cargado de suciedad, resto de pasta de dientes y, en definitiva, de más gérmenes.


    5. No lo dejarás mojado. Agítalo tras este lavado y guárdalo solo y con el cabezal hacia arriba y al aire.


    6. No lo cubrirás. Utilizar fundas sin ventilación o guardarlo en envases cerrados genera un ambiente húmedo que hace que las bacterias proliferen. Sí son recomendables los capuchones con orificios, ya que permiten la ventilación, favorecen el secado y evitan su contacto con otros cepillos (en el caso de que no lo almacenemos en un sitio exclusivo).


    7. No lo apretarás. Uno de los principales motivos que acortan la vida útil del cepillo es presionarlo demasiado contra los dientes. No sólo es innecesario apretar durante el cepillado, sino que puede provocarnos problemas, como la recesión de encías. Hazte a la idea de que el cepillo es una escoba y no una fregona, por lo que debemos barrer, no frotar con fuerza.


    8. No lo almacenarás junto al inodoro o el lavabo. Al tirar de la cisterna las bacterias viajan mucho más lejos de lo que podríamos pensar. Por ello, mantén tu cepillo de dientes al menos a un metro del váter y no olvides cerrar su tapa, sobre todo antes de la descarga de la cisterna. ¿Lo mejor? Que lo guardes dentro de un armario, intentando que esté bien ventilado. Solo de esta forma podrás evitar que las bacterias que campan a sus anchas por nuestro baño se posen en tu cepillo de dientes.


    9. No lo meterás en el lavavajillas. A primera vista podría parecer una buena idea, pero no lo es. De hecho, meter tu cepillo de dientes en lavavajillas o microondas (sí, microondas) con intención de desinfectarlo, puede terminar dañándolo.


    10. No alargarás su vida más de lo necesario. Por mucho que te hayas encariñado con ese cepillo de dientes, puede que ya haya llegado la hora de despedirte de él. El estado de sus cerdas y el paso del tiempo te dirán cuándo es el momento exacto.


    ¿Has estado resfriado?

    Si has estado resfriado, con gripe, con covid o has tenido alguna infección en la boca o la garganta, lo mejor será que cambies tu cepillo de dientes por uno nuevo. Los gérmenes podrían seguir presentes en las cerdas del cepillo y reactivar la infección.