• 02 JUL 19

    Periimplantitis: una amenaza para tu implante dental

    Esta enfermedad infecciosa afecta a la encía y al hueso que rodea al implante y puede provocar su pérdida

    Un implante dental puede parecer “irrompible”, pero tiene un talón de Aquiles: la encía y el hueso que lo rodean. Si estos enferman, el implante puede terminar fracasando. Y esto es precisamente lo que sucede con las llamadas enfermedades periimplantarias, una patología de origen infeccioso que afecta a una de cada cuatro personas con implantes. A continuación, te contamos qué las provocan, cómo prevenirlas y cuáles son sus tratamientos. 


    Los implantes dentales han supuesto toda una revolución en el mundo de la odontología; una “tercera dentición” que nos permite recuperar la funcionalidad y estética de nuestra sonrisa con unas tasas de éxito muy elevadas. Sin embargo, esto no significa que no puedan surgir complicaciones si se dan ciertos factores de riesgo. En el caso de las periimplantitis, estos factores son principalmente el tabaco, los antecedentes de periodontitis y una higiene oral deficiente. La diabetes mal controlada o el diseño inapropiado de las prótesis son otros factores que pueden promover su aparición o desarrollo.


    Mucositis: la antesala de una periimplantitis

    Las enfermedades periimplantarias se clasifican en dos grandes grupos:

    • Mucositis periimplantaria. Afecta a las mucosas que rodean a los implantes, generando inflamación y sangrado. Actualmente se estima que prácticamente uno de cada dos implantes termina presentando esta enfermedad.


    • Periimplantitis. En este caso, no sólo se inflaman y sangran las mucosas, sino que además hay una pérdida progresiva del hueso que sujeta al implante. Uno de cada cuatro portadores de implantes tiene periimplantitis. Un número muy elevado si tenemos en cuenta que en España se colocan unos 800.000 implantes al año.


    La mucositis es la antesala de una periimplantitis. Afortunadamente es un proceso reversible si se toman las medidas terapéuticas adecuadas, pero si no la tratamos terminará derivando en una periimplantitis, que es más compleja de tratar y ocasiona secuelas estéticas, como recesiones en las encías que pueden dejar expuestos los implantes. Si no actuamos a tiempo, las probabilidades de perder los implantes afectados son elevadas.


    Cuida tu implante como si fuera un diente natural

    Un implante dental requiere los mismos cuidados que un diente natural. Por ello, la prevención es clave para evitar enfermedades como las periimplantitis. Es importante mantener el control de la placa bacteriana a través de una buena higiene oral y acudir a los mantenimientos periódicos con el dentista.


    Si la prevención falla y ya tenemos una lesión periimplantaria, será necesario iniciar un tratamiento no quirúrgico para desinfectar la zona afectada mediante curetas, ultrasonidos, láser… En función del grado de la enfermedad, podría ser necesario realizar un tratamiento quirúrgico, con el que se emplearán diferentes técnicas (resectivas, regenerativas o combinadas), dependiendo de cada caso concreto.


    Los implantes dentales pueden durarnos toda la vida siempre que mantengamos a raya a las enfermedades periimplantarias. Debemos acudir a nuestra cita con el dentista para detectarlas a tiempo, tratarlas con un buen profesional en caso de que aparezcan y concienciarnos para prevenirlas adecuadamente.