• 16 OCT 18

    No pasa nada porque tu hijo use chupete… hasta los dos años

    Pasado este tiempo, el niño puede desarrollar problemas bucodentales, especialmente de mordida

    ¿Usar o no usar chupete? Esa es la cuestión… Los calma cuando lloran y les ayuda a conciliar el sueño, pero pasados los 24 meses puede provocar problemas bucodentales en los niños. 


    Al introducir el chupete y que el bebé succione de forma no nutritiva, ya que el objetivo no es alimentarse, los dientes centrales inferiores se desvían paulatinamente hacia dentro, mientras que los que se encuentran en el mismo plano pero en el maxilar superior tienden a separarse y a sobresalir hacia fuera, originando lo que se conoce popularmente como mordida abierta, según advierten desde la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO).


    El uso excesivo y prolongado en el tiempo del chupete puede provocar, además, una mordida cruzada, en la que los dientes superiores van por dentro de los inferiores y actúan como freno del maxilar superior. 


    No obstante, si interrumpimos la utilización del chupete antes de los dos años, los dientes vuelven a reubicarse en unos meses porque no llegan a producirse malformaciones de la articulación temporomandibular ni deformaciones óseas significativas que modifiquen la arcada dental definitiva.  


    Consejos para el buen uso del chupete

    Además de limitar su uso a los 24 meses de edad, otras recomendaciones para evitar problemas en el desarrollo bucodental del bebé son:


    - Emplear el chupete como método para evitar la succión del dedo, que tiene secuelas más graves, como deformaciones del paladar o desplazamiento de los incisivos. 


    - No utilizar el chupete para retrasar una comida, mucho menos mojándolo en azúcar o miel ya que estas sustancias pueden causar caries infantil. 


    Si las maloclusiones no se corrigen de manera precoz, tantos las producidas por malos hábitos como las originadas por predisposición genética, el niño puede desarrollar una anomalía más grave y difícil de corregir. Por ejemplo, una mordida abierta puede evolucionar hacia una mordida abierta esquelética, complicada de solucionar en la etapa adulta sin recurrir a la cirugía. Por su parte, una mordida cruzada puede desembocar en un crecimiento asimétrico de la cara. 


    Por ello, desde Clínica Cervera recomendamos que lleves a tu hijo a una revisión con el odontopediatra al cumplir los tres años, edad en la que se estará a tiempo de realizar tratamientos sencillos que eviten otros más complicados en la edad adulta.